Existen varios estudios que sugieren algunas tendencias
interesantes. Según estos estudios, el número de hombres que pagan por sexo se
ha duplicado durante la última década. Ahí van algunos datos sobre los que
reflexionar:
- 1 de cada 10 hombres, con una edad promedio de 34 años, reveló que pagaba por sexo.
- El 50% dijo que había pagado por sexo en algún viaje al extranjero.
- El 66% dijo que había pagado por sexo durante el año anterior.
- El 25% dijo que había utilizado en varias ocasiones los servicios de prostitutas y escorts.
- El 20% tenían una enfermedad de transmisión sexual.
- El 46% dijo que estaban en una relación estable en el momento en el que pagó por tener relaciones sexuales.
Estos son los resultados de un estudio realizado a 2.500
hombres británicos en una clínica de salud entre octubre de 2002 hasta febrero
de 2004 y se publicó en 2006 en varias revistas. Aunque es un estudio realizado
en Gran Bretaña, es extrapolable a otros territorios. Actualmente, en
prácticamente todos los países occidentales, por no decir todos, hay muchos
locales y agencias en las que se puede conseguir sexo de pago.
Cuando uno habla con dueños de clubs o agencias de escorts,
se hace evidente cuál es el tipo de clientes que suele buscar sexo de pago:
extranjeros y casados. A menudo, a quienes no han pagado jamás por sexo les
resulta complicado entender por qué alguien quiere pagar por sexo, sobre cuando
uno está casado o está dentro de una relación estable en la que se supone que
el sexo es parte importante.
En lugar de juzgar, hay que intentar comprender a estas
personas y las motivaciones de las personas que aún teniendo pareja, recurren
al sexo de pago. Estas son algunas de las razones que según esos estudios
empujan a los hombres a querer contratar los servicios de prostitutas y
escorts:
- Cumplir una fantasía
- Conseguir algo que no está recibiendo en casa
- Vivir una emoción diferente
- Sentir que uno tiene el control
- Tener sexo atrevido
Son muchas las razones que llevan a un hombre a recurrir al
sexo de pago. Es comprensible que para muchas personas sea algo de una
moralidad dudosa, sobre todo cuando se trata de un hombre casado o en una
relación estable. Sin embargo, fuera de eso, no debería ser algo tan mal visto,
siempre y cuando se trate de una relación consentida y libre.
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