lunes, 27 de mayo de 2013

Klic-klic, una idea revolucionaria on line




A finales del  pasado 2012, una empresa de Gerona lanzaba al mercado un nuevo juguete erótico: klic-klic 3.0, un revolucionario sistema de practicar el sexo on-line o a distancia mediante vía blue tooth, si el alcance es menor a 8 m.




Desde luego el juguete es lo que más nos acerca a todos esos relatos de ciencia ficción imaginados al respecto de nuestras relaciones sexuales: adiós a las enfermedades de transmisión por contacto, adiós a la imposibilidad por la lejanía de nuestra pareja, adiós al peligro de la concepción indeseada, adiós a los prejuicios y a la timidez y bienvenido el sexo en grupo y a la diversión sin límites.

El juguete se maneja como un juego de consola, de muy fácil colocación, se compone de una unidad masculina y otra femenina que son como masturbadores normales, él en una higiénica cápsula multisensorial lavable y ella estará provista de un vibrador de tamaño estándar, para que ambos lo acoplen a sus aparatos genitales.

Dependiendo del botón que presiones desde tu casa, estimularás más o menos una zona determinada de la unidad situada a distancia y viceversa, pudiendo, mediante el Chat, plantear los juegos eróticos que imaginéis.

Los klic-klic se conectan a la red como las consolas de juegos y se puede acceder a una red social en funcionamiento a nivel mundial para interactuar todos los participantes en ellas. Puedes inscribirte con tu pareja si estáis separados físicamente.

Creo que es una idea muy útil para no “perder el interés sexual” debido a la ausencia de sexo, tan común en parejas separadas y que muchas veces acaba con la terminación de la relación. Pero también es muy útil para conocer gente y divertirse, llegando “más lejos” que con ningún otro juguete.






miércoles, 22 de mayo de 2013

Marqués de Sade


El genio de la fantasía sexual




Hubo un personaje en la Historia que “enseña” a los ilustrados del siglo XVIII una materia  que el “pudor” impedía mostrar, en toda su variedad de detalles, en la Enciclopedia: el sexo (como perversión). Este maestro del sexo se llamaba Marqués de Sade, un nombre que entra en la leyenda, a veces sórdida, por la costumbre que tenemos de relacionar directamente la Obra con el Autor. Nace en 1740 y fallece en 1814. Entre esas fechas, 26 años de encierro por diferentes motivos, en una época donde ser noble en Francia era lo más peligroso que te podía suceder.


La biografía del Marqués de Sade es tan extensa que me resulta difícil elegir un período de tiempo o sintetizar algo su vida. Así que hablaré con conocimiento de causa, cual es la lectura de una de sus obras más conocida: Los 120 días de Sodoma.


Si alguien lee esta obra y piensa que el Autor solía leer obras de Rousseau, Cervantes, Holbach, Voltaire, Boccaccio, Petrarca y de decenas de maestros de los clásicos de la literatura y el pensamiento, llegará a la conclusión (al menos es mi caso) de que estamos hablando del precursor o el “anticipador” de las ideas de Nietzsche, las teorías de Freud y que incluso explora el camino que lleva a Goya y a otros artistas y dramaturgos hacia el surrealismo.


Los 120 días de Sodoma es una obra que indaga en lo más profundo de nuestro ser. De sade desnuda literalmente a sus personajes insuflándoles de Poder cuando no lo poseen materialmente y viceversa, asciende al mendigo hasta lo más alto por el mero hecho de ser bello, y al viejo y decrépito millonario lo sodomiza, en una caricatura del ser humano que roza el hiperrealismo.


Mediante su historia, recorremos toda una galería de perversiones, algunas veces con crueldad, otras con una naturalidad sexual latente, casi romántica, estremeciendo al lector por la brutal descripción de las escenas, muchas veces superior a nuestra imaginación.


Nadie en la historia, ni siquiera en el siglo XXI ha dominado, como este pensador, tales profundidades del yo y del subconsciente colectivo. No murió de una indigestión de langostinos, murió de viejo y agotamiento, y escribió porque, al igual que su ídolo Cervantes, no tenía nada mejor que hacer en esos 26 años de encierro, incluida la Bastilla.

Sin duda fue el “Padre del erotismo moderno”, pero también de la pornografía en toda la amplitud de sentidos. Su mayor ilusión era llevar a la práctica sus perversiones, sin duda, pero tuvo que conformarse con escribirlas tras imaginarlas en sus sucesivas celdas, esperando a Madam Guillotine.

Gritos entre sábanas


Hay muchas noticias curiosas que empiezan de la siguiente forma: “un estudio de la Universidad X afirma que…”. Y en muchas ocasiones la conclusión del estudio de la Universidad de Wisconsin (por poner una) suele ser bastante obvia o intrascendente. Pues bien, la Universidad de Leeds ha concluido que un gran porcentaje de mujeres se sienten más excitadas cuando emiten sonidos mientras practican el acto sexual. O dicho de otra manera, que a muchas mujeres les pone gemir o gritar mientras lo hacen.
Lo primero que cabría cuestionarse es si este estudio es real. La noticia procede de The Sun, con lo que todo es posible… Y lo segundo. De ser real, ¿quién ha llevado a cabo este estudio? Es decir, ¿un grupo de becarios dirigidos por un eminente profesor se han preparado un cuestionario dirigido a una serie de mujeres preguntándoles si les pone gemir?
No queda ahí la cosa. Este grupo de investigación de la Universidad de Leeds también ha concluido (ya, de paso) que a muchos los hombres les gusta que su amante jadee o gima en la cama. La investigación también arroja otros datos contundentes y esclarecedores. Algunas mujeres hacen ruido para contentar a su pareja, una manera de decir “lo estoy pasando bien”. Mientras que otras apenas hacen ruido, aunque estén disfrutando… Conclusión final: a algunas mujeres les excita gemir, otras lo hacen por complacer a la pareja, mientras que aquellas más silenciosas también pueden disfrutar aunque no entonen la Marsellesa mientras practican sexo.
Ardemos en deseos de acceder a la publicación completa de este estudio que puede marcar un antes y un después  en la historia de la sexualidad humana. 

lunes, 6 de mayo de 2013

Espejito, espejito

Tanto el Hombre como la Mujer necesitan de una serie de estímulos que preparan el atracción sexual, pudiéndolo llamar cortejo, sugestión o simplemente preámbulo para el coito. Aunque muchas veces nos parezca que la relación sexual apenas dura unos minutos, en realidad puede durar días, semanas e incluso años, para esas personas más tímidas o con problemas de comunicación.

Todos pasamos por esa época de pubertad, adolescencia, donde nuestros órganos sexuales parecen ollas a presión y nos preocupa. De los sentidos que usamos para nuestros estímulos, el primero que se pone a trabajar en este aspecto es el visual.

Quién no recuerda esas primeras revistillas guarras que le descubrimos a nuestro hermano mayor, con el pedazo de mujeronas con las piernas abiertas, como bailarinas de circo, mostrando toda la plenitud de su entrepierna, con el clítoris inflamado y la vagina abierta y húmeda, con un enorme pene a su lado en disposición de penetración. Esas primeras imágenes son las que impactan e incluso nos quedarán grabadas de por vida hasta las caras de los actores porno como si fuesen estrellas míticas del celuloide. Nuestras primeras masturbaciones.

¿Qué hacer para volver a sentir esas sensaciones, ese impacto visual como en nuestras primeras veces? ¿Cómo recuperar la libido de nuestros años de adolescencia?

Para estimularnos de nuevo, con mucho sexo ya a nuestras espaldas y peligrando nuestro disfrute y el de nuestra pareja, debemos volver a jugar como en nuestra adolescencia, intentar una regresión como si nada de lo anterior hubiese sucedido. En lo que al campo visual se refiere, una idea fantástica es situar espejos en lugares estratégicos.

Nuestra sugestión, la manera espacial de percibir las formas por nuestro cerebro, hace que en el acto sexual, tanto él como ella tengan que imaginar que están haciendo el amor mientras lo hacen. Parece contradictorio, pero así es nuestro cerebro: los sentidos nos tienen limitados a percibir las cosas en unas pocas dimensiones y si no las dominan, las imaginan.

Mirarnos y mirar a nuestra pareja con las piernas abiertas, mirar su culito mientras la penetramos, es una sensación que supondrá una nueva manera de disfrutar el sexo, casi como una primera vez. Luego ya inventaréis otras situaciones, otros juegos para realizar con los espejos.